lunes, mayo 21, 2018

He aquí quuue tuu estás sola...


He aquí que tú estás sola y que yo estoy solo.
Haces cosas diariamente y piensas
y yo pienso y recuerdo y estoy solo.
A la misma hora nos recordamos algo
y nos sufrimos. Como una droga mía y tuya
somos, y una locura celular nos recorre
y una sangre rebelde y sin cansancio.
Se me va a hacer llagas este cuerpo solo,
se me caerá la carne trozo a trozo.
Esto es lejía y muerte.
El corrosivo estar, el malestar
muriendo es nuestra muerte.
.
Yo no sé dónde estás. Yo ya he olvidado
quién eres, dónde estás, cómo te llamas.
Yo soy sólo una parte, sólo un brazo,
una mitad apenas, sólo un brazo.
Te recuerdo en mi boca y en mis manos.
Con mi lengua y mis ojos y mis manos
te sé, sabes a amor, a dulce amor, a carne,
a siembra, a flor, hueles a amor, y a mí.
En mis labios te sé, te reconozco,
y giras y eres y miras incansable
y toda tú me suenas
dentro del corazón como mi sangre.
Te digo que estoy solo y que me faltas
Nos faltamos, amor, y nos morimos
y nada haremos ya sino morirnos.
Esto lo sé, amor, esto sabemos.
Hoy y mañana, así, y cuando estemos
en estos brazos simples y cansados,
me faltarás, amor, nos faltaremos.



De: Poemas sueltos (1951 - 1961)


JAIME SABINES

domingo, mayo 06, 2018

Hola bonita

Llamar a todas "bonita" para que haya muchas y no sólo una, hasta  que se disuelva, hasta que ese rostro se disperse entre todos los rostros que conforman el lesbiverso.
Llamarlas "bonita" para borrar a la fuerza la idea de que existe alguien que fue "mi bonita" y que ahora ha encontrado una nueva musa, una que le da mas valentía y que le inspira no solo textos cargados de amor sino de ganas de enfrentar al mundo con sus verdades.
Llamar a tantas "bonita" que las heridas se sequen. Que la rabia, la frustración, la desesperanza  y el miedo también se disuelvan entre muchos rostros y besos faltos de amor.
Llamar a muchas "bonita"... hasta que pierda sentido, o hasta que llegue una a la que no sepas como llamar porque no quieres acariciarla con las mismas palabras que tocaste a las demás.
Hasta que llegue una que logre imponerse sobre los peros, sobre los intentos fallidos,  sobre esa falta de ganas que ha matado cualquier atracción que alguna pudiera despertar.