lunes, octubre 17, 2005

Malos recuerdos

Q mi boca solo sirva para bendecir, nunca para maldecir;
q mi corazón sólo sepa perdonar y nunca sepa desear el mal a nadie.

Son mis palabras pero por hoy no puedo, es imposible, son unos malditos

Malditos malditos malditos malditos malditos!

De camino por los blogs q leo habitualmente encontré un post acerca de abuso sexual en "Queer de paso por la vida", q me revolvió los recuerdos, las sensaciones duras de mi infancia, es un post duro q me hizo llorar (y creo q no solo a mi), y q me revivió la impotencia, la rabia, el odio, el dolor.
En los comentarios cada quien nombró a su verdugo, el mío era el mas inesperado, el insospechado. Al leer las experiencias de las personas en el blog de Gía y fuera de él, la mía fue de las mas suaves, por no llegar a tanto (Que ridiculez decir "no llegar a tanto", cuando todo daño q se haga a un niño o niña es demasiado) y porq nunca se repitió.
Tenía 10 u 11 años. Desde siempre me aburrí demasiado en las misas, nunca entendí el caracter repetitivo de las oraciones, ni los rituales, ni muchas cosas mas. Pero mi familia era católica, muy católica y por ello yo lo intentaba: porq ir a misa y rezar mucho era la forma de "ser buena" y de" irme al cielo". Así llegó mi primera comunión, y con ella la obligación de confesarme cada cierto tiempo; no logro recordar qué ocasión vendría en los días siguientes, pero debía ir a confesarme para comulgar en la misa del evento. Como siempre, me invadía la pereza absoluta de pensar en ir a quedarme una hora sentada, completamente quieta repitiendo palabras y rituales q ni siquiera entendía. Pero con anticipación mi familia sabía q saldría del colegio unas horas antes de lo habitual y habíamos acordado q iría a la misa para esperar y al finalizar la misma, pedirle al sacerdote q me confesara. Estaba sola en casa y para ahorrarme el tedio de la ceremonia, calculé el tiempo en q se terminaría y salí muy contenta, aún con mi uniforme deportivo, q consistía en una pequeña faldita blanca q apenas tapaba la pantaloneta q llevaba debajo y una camiseta amarilla de lycra q se me apretaba demasiado porq estaba creciendo y mis senos empezaban a asomarse. Cuando llegué, la iglesia ya estaba completamente vacía y el ayudante del padre, estaba cerrando ya. Yo sabía q el cura aún estaba adentro así q entré a buscarlo en la sacristía. Lo saludé y le comenté el motivo de mi visita y él me pidio q esperara un momento a q terminara de arreglar sus cosas. El acólito terminó de organizar unas cosas, le ayudó a quitarse sus ultimas prendas ceremoniales y en dos minutos ya se había ido, cerrando la puerta de la iglesia. Ahora estabamos él y yo completamente solos pero en ningún momento se me ocurrió q hubiera algo de malo en ello, al fin de cuentas se trataba de un sacerdote, el amigo cercano de mi familia, el apoyo espiritual en los tiempos críticos y el hombre q entraba en mi casa con toda la confianza del mundo, hacia quien me habían inculcado respeto y reverencia (por Dios! Reverencia!). Se inclinó hasta mi altura y me acarició. Con actitud paternal puso una rodilla en el piso y dejó la otra pierna flexionada y me pidió q me sentara en ella. Yo era la típica niña consentida q vivía sentada en las piernas de papá, tíos, primos y todas las personas cercanas q quisieran mimarme, además él era alguien allegado a la familia, por lo q en mi inocencia aún no le puse malicia al hecho y me senté en sus piernas. Así, Todo mi pequeño cuerpo estaba rodeado por el suyo y me pidió q le contara mis pecados. Hoy me pregunto cómo pudo él tener un alma tan sucia para manosear todo mi cuerpo mientras le contaba mis culpas infantiles y alargar innecesariamente mi confesión para tocar a una niña ... era una niña tan pequeña! Mi mente corría en todas las direcciones pero finalmente escogió la culpa. Y esa culpa me hizo callar durante muchos años. Era la culpa de pensar en q yo a mis 10 años era una pervertida por imaginar q él, aquel intermediario de el mismísimo Dios me había hecho algo indebido, esa niña era culpable de ver sexo (léase aquello q lleva a las personas al infierno), en donde no cabía, por estar en un sitio sagrado, con un ser sagrado.
Me pregunto qué piensa él. Me pregunto si nunca sintió culpa, será q no sintió nada al estar ahí conmigo, justo bajo la mirada de un enorme cristo?. Quisiera saber q sentía él cuando me saludaba en las reuniones familiares o en la calle cuando iba con mis padres. Me alegra mucho haberme ido lejos y no verlo durante los años en q tomé conciencia de lo q realmente sucedió. Nunca olvidaré su cara ni la sensación de sus manos nerviosas recorriendo mi cuerpo. Tampoco olvido el asco q sentí al verlo entrar al velorio de mi abuela y acercarse a saludar a la familia.
Me pregunto q tan culpable soy por haber callado y si no di pie para q él u otros cometieran abusos mayores contra otr@s niñ@s.
Esa es una de las tantas culpas q cargo conmigo, hace unos meses recibí una llamada de un amigo q me decía: "conocí una niña de tu pueblo y me recordó lo q te pasó. Está vuelta mierda porq la violaron dos curas".
Cómo alguien puede maltratar la inocencia? cómo es posible q un cura q se supone sea un guía espiritual y un ejemplo para sus fieles sea capaz de hacerle daño a una niña? No lo entiendo, no puedo. Porque el conflicto q hubo en mí en esos años fue muy duro, al final siempre era yo la mala y la q merecía el infierno por tener pensamientos impuros y él era un hombre de Dios q cumplía su labor. Se q hay niñ@s a los q les han ocurrido cosas peores y no soy capaz de imaginar su sufrimiento y mucho menos puedo entender que clase de monstruo es capaz de algo como eso. Cómo un padre o madre puede abusar de su hij@? cómo alguien puede ver los ojos de un niño y no disfrutar esa luz y esa alegría y siquiera pensar en algo tan atroz?.

Que tus penas descansen en paz Gía y q tu verdugo no. Espero q él encuentre todo lo q merece.
Igual q tod@s l@s maldit@s q se han atrevido a tocar a un(a) inocente.


Por favor miren estes enlace:
Diario qué!

3 comentarios:

Kari dijo...

Conmovedor...sabes, de todos comentarios en este post en particular he visitado sus blogs. La gran mayoría recuerda experiencias como esta. A todos les digo lo mismo. Que me perdonen por hacer recordar algo tan doloroso como estos sentimientos que una pretende ocultar para siempre. Pido perdón por que cuando me lo hacía recordar a mi me daba una puñalada gigante en mi pecho, solo por el hecho de no hacer nada, de seguir callando, de sentir que de esta manera podría ser otra niña mas victima de la misma persona.
Por eso, perdona.

Xía dijo...

No te disculpes por favor, cada vez q se habla de un recuerdo doloroso, es como sacarlo un poquito de adentro. Tengo la esperanza q alguien nos leerá y entenderá q debe confiar menos y cuidar mas a sus hij@s, enseñarles q nadie tiene derecho a tocarl@s si ell@s no quieren, enseñarles a hacerse respetar en toda su integridad.
Gracias a ti por lo q compartiste con tod@s nosotr@s y porq nos moviste a much@s a hablar sobre el tema.
Un gran abrazo

Kari dijo...

Igual para ti. Paso seguido por acá y no posteas seguido...estas bien?