martes, septiembre 30, 2008

Hace unos días alguien que quiero mucho se lanzó de cabeza en un mar de ansiedad por estar saliendo "por primera vez" con una persona del mismo sexo y tener todos los consabidos dilemas y problemas que eso representa en una sociedad conservadora y doble moral. Me preguntó como he podido soportar durante tantos años esa sensación y eso me puso a pensar en qué momento de la vida dejó de atormentarme el asunto y la verdad es que... no lo se. No se si ha dejado de atormentarme, si -como respondí ese día- en realidad tomo las cosas como son y no me complico con lo que piensen l@s demás, si me acostumbré y decidí no darle importancia o si en realidad lo que está sucediendo es que estoy de vuelta en el closet.
Llevo un buen tiempo sin escribir nada personal, y no es que no lo extrañe, sino que di entrada al blog a tantas personas de la vida real que no encontraba una manera de escribir sin herir susceptibilidades y me había prometido a mi misma no censurarme por quien pudiera leerme y que era preferible no escribir nada a escribir a medias. Además pasaba por momentos en los que no quería que nadie de mi entorno tuviera las explicaciones de lo que pasaba en mi interior.
Han sido tiempos algo particulares, en los que me he readaptado a la "vida real", donde es mas importante producir que ser y pensé que la exposición de mis conflictos internos y pensamientos traería dedos apuntándome y palabras que no quería oir/leer. Ahora esos grandes conflictos no son mas que recuerdos del espejo de aumento con que de costumbre me miro y no tienen gran importancia, pero la sensación de haberme escondido un buen tiempo -no solo en el blog-, prevalece.
He dejado de tener esa sensación agobiante de estar nadando contra la corriente no porque tenga un empoderamiento tal que el mundo y sus desatinos dejen de afectarme, sino porque he estado escondida detras de cargas de trabajo muchas veces intencionalmente aumentadas con tal de no seguir luchando; bien porque hay otras y otros que se encargan de eso, o porque hay momentos en que no tengo fuerzas mas que para sobrevivir. Pero cuando uno desentierra la cabeza, todo sigue ahí, la gente haciendo comentarios homofóbicos y actuando en consecuencia (que no me calle ante eso es un buen punto, pero igual me sigue afectando), siguen considerandome valiosa y correcta porque no quieren ver que no soy tan heterosexual como creen; sigue vulnerandose nuestros derechos y los que tenemos muchas veces se quedan en el papel ya que no somos capaces de ejercerlos porque nuestra mente no se ha liberado del miedo.
...Pero por encima de todo eso, la distancia sigue ahi, abriendo huecos en mi vida, la distancia, aunq esconda la cabeza para no verla, sigue estando ahí y es la que me ha devuelto al closet y quitado las ganas de nadar contra la corriente.

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