sábado, septiembre 12, 2015

Entresuelo

Un ropero, un espejo, una silla, 
ninguna estrella, mi cuarto, una ventana, 
la noche como siempre, y yo sin hambre, 
con un chicle y un sueño, una esperanza. 
Hay muchos hombres fuera, en todas partes, 
y más allá la niebla, la mañana. 
Hay árboles helados, tierra seca, 
peces fijos idénticos al agua, 
nidos durmiendo bajo tibias palomas. 
Aquí, no hay mujer. Me falta. 
Mi corazón desde hace días quiere hincarse 
bajo alguna caricia, una palabra. 
Es áspera la noche. Contra muros, la sombra 
lenta como los muertos, se arrastra. 
Esa mujer y yo estuvimos pegados con agua. 
Su piel sobre mis huesos 
y mis ojos dentro de su mirada. 
Nos hemos muerto muchas veces 
al pie del alba. 
Recuerdo que recuerdo su nombre, 
sus labios, su transparente falda. 
Tiene los pechos dulces, y de un lugar 
a otro de su cuerpo hay una gran distancia: 
de pezón a pezón cien labios y una hora, 
de pupila a pupila un corazón, dos lágrimas. 
Yo la quiero hasta el fondo de todos los abismos, 
hasta el último vuelo de la última ala, 
cuando la carne toda no sea carne, ni el alma 
sea alma. 
Es precioso querer. Yo ya lo sé. La quiero. 
¡Es tan dura, tan tibia, tan clara! 
Esta noche me falta. 
Sube un violín desde la calle hasta mi cama. 
Ayer miré dos niños que ante un escaparate 
de maniquíes desnudos se peinaban. 
El silbato del tren me preocupó tres años, 
hoy se que es una máquina. 
Ningún adiós mejor que el de todos los días 
a cada cosa, en cada instante, alta 
la sangre iluminada. 

Desamparada sangre, noche blanda, 
tabaco del insomnio,triste cama. 

Yo me voy a otra parte. 
Y me llevo mi mano, que tanto escribe y habla. 
Jaime Sabines

viernes, marzo 13, 2015

(De la serie: bobadas a destiempo)

A veces me da por pensar si alguna vez pensarás en mi. Si extrañarás lo que tuvimos, si piensas en los momentos bonitos.
Tengo días en que extraño tu humor, tu sencillez, el hecho de que te rieras con mis bobadas, noches en que me pienso en lo bonita que era esa bienvenida que sentía al irme a dormir entre tus brazos, aún con ronkzilla y si estabas profunda mientras yo me quedaba desperdiciando tiempo valioso frente al pc.
Hay días en que me asaltan los recuerdos y me pregunto a mi misma por qué hice o dejé de hacer las cosas, solo se que ya no vale de mucho mirar atrás mas que para reconocer las cosas que no dije a tiempo, aunque sea solo para mi misma. No todos mis recuerdos son bonitos. Se que era necesario terminar. Se que no soy "el amor de tu vida" y el universo me lo demostró tiempo después poniéndome frente a alguien que me entrega su vida y a quien le puedo dar el alma con los ojos cerrados, con quien puedo hacer sin miedo ese enorme salto al vacío que es entregar el corazón. Se que no tenía eso contigo y a ratos me castigo por haberme quedado tanto tiempo aún siendo consciente de ello y, hasta hace un tiempo, por pequeños momentos me permití reprocharte en silencio todo lo que no me diste, pensando en que "no quisiste", aunque la verdad es que creo que no podías. Para ser honesta, creo que tampoco debiste quedarte tanto tiempo conmigo porque supongo que también fui tu amargura, y siempre sentí que fui la piedra en el zapato que te alejaba de lo que realmente querías. Aunque espero haberte ayudado (aún desde mi retorcida manera), a liberar de ese pasado que no te soltaba, y que ahora vivas a plenitud el amor y la vida con la persona con quien estás, que creo, imagino (¿tengo la ilusión?), te ama con devoción y ternura, y te entrega todas las cosas bonitas que yo reprimí para no lastimarme aún mas. 
Sospecho que eres feliz en tu relación. Sin ningún derecho opino, pero aún así lo hago. El día que supe que estabas con alguien el dolor me atravesó el pecho. Luego entendí que solo mi ego estaba lastimado y empecé a alegrarme por ti y hasta por esa persona que encontró una segunda oportunidad.
No se si algún día te voy a volver a ver, no se si algún día vas a volver a querer saber de mi, pero se que siempre voy a desear que estés bien, voy a soñar con que eres mucho mas feliz que cuando estabas conmigo y voy a agradecer lo que me enseñaste, lo que hiciste conmigo y por mi, a pesar de mi.
Espero haber aprendido las lecciones. Las de entregar a tiempo lo que debo entregar, la de dejar ir también a tiempo, la de no nadar contra la corriente. Espero ser capaz de hacer las cosas mejor, tanto para mi como para esa persona que ahora está en mi vida y que me hace soñar.