lunes, noviembre 19, 2018

Podría decir que ha sido un año de mierda, pero no

El año no se acaba pero empiezo a mirar hacia atrás y encuentro que la lección 2018 ha sido entender que se puede vencer el miedo: Cuando el momento llega y tienes que enfrentarte a él, el miedo desaparece. Ya está aquí lo que tanto temías y ahí estás en pie, enfrentándote a ello al fin, haciéndote mas fuerte. 

Enfrentar mis fobias tontas: 
1. Encontrar una cucaracha bebé en la cocina y morir de angustia pensando en que si está recién nacida puede haber muchas como ella en todo mi apartamento. Lidiar con ellas, vencer el miedo, hacer lo que tengo que hacer y que todo esto resulte en saber que eso que yo veía tan complicado realmente no lo es y que tengo el control de mi casa, de mi vida.

Enfrentar mis taras intermedias: 
1. Aceptar que si necesito ayuda. Entender que aunque un problema de salud no sea mortalmente grave, igualmente produce incertidumbre, miedo, dolor, ansiedad y muchos sentimientos difíciles de enfrentar, para los que la ayuda no sobra. Y la mía llegó en la figura de alguien querido que en un contexto distinto me abrazó y me dijo un contundente "no te voy a dejar caer". Hizo falta desplomarme en esos brazos (después de "hacerme la fuerte" por años escondiendo lo que me pasaba para no preocupar a los demás), y llorar los dolores para ser capaz de enfrentarlos y literalmente ponerle la cara a la enfermedad. No importa si luego de 2 temporadas de quimioterapia decidí renunciar, la fuerza que me dio el hecho de ser capaz de empezar es valiosísima.
2. Dejar que alguien se acerque, abrirle las puertas de mi casa, de mi vida, de mi cuerpo, de mi mente y de mi alma. Enfrentar el miedo a  ser vulnerable, a dejarme ver como soy, a perderle, a que no me quiera, a que se vaya, a todas esas cosas tontas con las que a veces arruino mis mejores momentos con mis parejas. Todo esto resulta en haber aprendido a amar desapegándome de la persona, de las expectativas, del pasado, del futuro, de los miedos. Saber que ahora que decidió que su tiempo conmigo había terminado, puedo dejarle ir con tranquilidad, con agradecimiento y respeto por su decisión, con alegría por haber estado despierta, consciente, presente (y disfrutando de su presencia), por el tiempo que duró. Es increible cuanta paz hay en esa despedida no pronunciada.
3. Tomar los demonios del pasado y torcerles el pescuezo... Dejar ir esos momentos de la vida que pensaba que marcaron, que fueron decisivos... pero no lo fueron, ninguno lo es. Es el hecho de aferrarme a ellos, a momentos difìciles, o algunos tontos, lo que no me permitía volar. Y aprendí que no tenía porqué ser así, que solo me afectaban si yo se lo permitía y que tenía que dejarlos ir si quería poder desplegar las alas.

Enfrentar los miedos serios:  
1. Ver a mi papá enfermo y no saber qué tanto va a comprometer su vida, entrar en un modo eficiente y coordinado con la familia para cuidarlo y ayudarnos mutuamente a superar el momento difícil... y encontrar en eso la fuerza y el valor para enfrentar lo que venga.
2. Empezar tratando de evadir el miedo con la desaparición de alguien muy importante en mi vida; buscarlo, para encontrarlo muerto y en medio del corazón partido sacar fuerza para hacer lo que hay que hacer y despedirlo. Aprender en este momento tan doloroso sobre el desapego, sobre el respeto a las decisiones ajenas, entender que el amar no es retener a cualquier precio sino acompañar en lo que el otro necesite así ésto no sea lo mas ortodoxo. 
3. Aprender antes, durante y después del episodio que acabo de comentar, a abrir el corazón, a no esconder, a no racionar, a no racionalizar. A dejarme sentir y a dejar de negarme a recibir amor.

Ha sido un año largo, lleno de retos y momentos difíciles, pero nunca me sentí así después de una temporada como esta: Creo que me he hecho un poco masfuerte (Al menos puedo agradecer que llega un sólo asunto serio para responder a la vez, aunque el año se haya ido en resolverme)