lunes, septiembre 18, 2017

Aquí vamos otra vez

Conozco este miedo. Esa sensación de preocupación  y de incertidumbre, las inevitables ganas de llorar. 
Aunque esta vez es diferente porque ya conozco el camino, ya estuve ahí. Supongo que solo se tratará de un par de procedimientos incómodos, la espera de la biopsia que se hace eterna aunque no lo sea... luego los medicamentos, unos cuantos pinchazos y el ardor y dolor que vienen,  una nueva cicatriz (ufff, cuantas he acumulado en un par de años), y cuidarme aun mas durante unos meses. Pero me desgasta  tratar de no verme asustada para tranquilizar a la familia...Y los controles frecuentes que son incómodos por el solo hecho de ser frecuentes y que son una celebración al espaciarse. (Iba en controles de un año, pensé que ya había salido de esto y vuelve), ... y el estres cuando alguien me mira y pregunta ¿qué te pasó?, omitir detalles para no tener que explicar por qué no me hacen quimio y que probablemente muera de cualquier otra cosa menos de esto. Saber que en el mejor de los casos no va a pasar nada pero siempre voy a tener la molestia de saber que ahí está, que toma fuerzas cada vez que le da la gana,  recordándome mi fragilidad y que no soy tan valiente como quiero creer. 



sábado, septiembre 16, 2017

1, 2, 3... ellas 3

1
Fue mi primera novia, estuvimos juntas muchos años. Todo en ella era motivo de admiración y nunca me cansaba de mirarla. Nos quisimos con inocencia y ternura, alimentamos un amor bonito y también descubrimos juntas todo lo que podía producir una piel femenina. Escribí para ella las cosas mas rosadas y cursis de mi vida y ella me enseñó a ser menos salvaje. Solíamos ser esa pareja que todo el mundo alaba y creíamos que iba a ser para siempre. Pero un día alguien cercano a mi se cruzó en su camino, entonces nos dejamos por un año, pero retomamos al siguiente. Diría que al volver todo fue mejor (porque lo fue), aunque algo se había roto adentro y el amor nunca volvió a saber igual. 
2
Era linda. Empezamos siendo amigas y cuando me di cuenta, habíamos pasado de amigas a amantes, luego a novias y después a vivir juntas. 
Yo estaba enamorada de su sonrisa, de su risa contagiosa, de su naturalidad, de su voz, de todo lo cálido y bonito que tenía (y también de su cintura y sus carnitas, para qué lo voy a negar). Nos llevabamos bien, ella soportaba mi desorden y mis chocheras, yo le cedí todo el espacio que nunca le dí a nadie mas en mis cosas, ni en mi casa, ni en mi vida. Pasabamos muy buenos momentos juntas, construimos todo un universo para nosotras y yo amaba dormir entre sus brazos. Pero ella tenía asuntos no resueltos con el pasado, hizo algunas cosas que me dolieron y yo convertí eso en mi tormento permanente (tal vez en el suyo también). Estuve herida por mucho tiempo e intenté irme varias veces hasta que en una oportunidad finalmente dejé que todo se fuera abajo, y llena de miedo, huí. 
3
Fue el amor mas intenso que viví. Cuando la conocí no podía creer que existiera alguien como ella. La primera vez que la miré a los ojos todos mis órganos internos se contrajeron por un momento (el cuerpo avisaba que algo grande venía), el primer beso fue como una bomba atómica. 
Nos enamoramos en un abrir y cerrar de ojos y también amé a su hija, que me enseñó mucho sobre mi misma. Al poco tiempo ya soñabamos con malcriar a los nietos que la niña nos diera. 
Pero no sabes a lo que te enfrentas cuando te enamoras de una desconocida, así que ella sufrió la decepción de que yo no tuviera suficiente tiempo pero si muchas barreras de protección y poca tolerancia a sus intentos de dominarme; mientras yo quise adaptarme a alguien que necesitaba mas de lo que yo daba, así que cada una luchaba por su lado para conquistar lo que le faltaba y en medio de la frustración ella decía cosas que no lo conseguían pero tenían la intención de hacerme daño. Eso hubiera bastado para dejar a otra persona pero con ella igual quise intentarlo, hasta que en un momento personal muy difícil, en el que yo no esperaba que dijera, estuviera o hiciera algo diferente a lo cotidiano, lo hizo: Desapareció por 5 días, en los que me preocupé por su bienestar, pero también me decepcioné por no poder contar con ella. Luego, con sus reclamos entendí que yo también había estado ausente en malos momentos suyos, que no era tan buena pareja como creía y que solo nos hacíamos la vida difícil, y ese fue el principio del fin.

lunes, septiembre 04, 2017

Respuestas al aire

Hoy encontré por casualidad un correo tuyo de hace 4 meses. Como siempre, en aquel momento no lo respondí, esta vez porque simbólicamente yo también estaba quebrando el ciclo. Pero no lo logro. He tratado de borrar tu rastro y sigues apareciendo en cualquier momento, en cualquier lugar. Si tu fantasma supiera que aún estoy rota, que aún no soporto el acercamiento de nadie, que me desgasto con los sentimientos encontrados que tengo por él, tal vez me dejaría en paz. 
No quiero recordarte, pero no lo evito. No te extraño, no quiero saber nada de ti, y quiero hacerme creer que ya ni siquiera te quiero, pero no te resuelvo, no te dejo ir.
Preguntas si aún tengo tu saco rojo. Si, lo tengo. Lo había puesto en el fondo del closet para no verlo, aunque siempre fui consciente de que estaba ahí.  
Hace poco me atreví a usarlo, nunca antes lo había hecho, por miedo al fantasma. Estaba muy enferma, no podía respirar y necesitaba un abrigo. Sabes que tengo muchos pero elegí ese. (Hasta ahora encuentro la relación entre no poder respirar y usar algo tuyo).
Preguntas si por lo menos te veo ahí.  Después de los párrafos anteriores, creo que debería quemarlo, como las llaves de tu apartamento y como todo lo que me recuerde a ti y a los amores del pasado que no logro resolver, para ver si simbólicamente al menos, logro salir de este ciclo absurdo que no me deja avanzar.