Traído de "El mundo según Me" (Mi otro blog, en extinción)
Y bien, hoy volví a ver a mi némesis (leáse ortododoncista).
El dr Neme Sisdexia es alguien con quien no me llevo particularmente bien. Llevamos una relación Ortodoncista-impaciente, hace mas de 6 años y cada día nos queremos menos. Es algo personal, mutuo y mal disimulado de ambas partes. Por qué ninguno de los dos renuncia? Supongo q porque ambos tenemos algo de culpa. Adicionalmente, él teme ser demandado y yo temo por mis dientes. Hemos pasado por momentos tensos, muy tensos, en los q hemos llegado a presiones absurdas de su parte (para q firme documentos locos, no con el tratamiento, aclaro) y yo a tirarle el babero (o como se llame la servilleta q me ponen en el cuello en cada cita), y salir de ese lugar hecha una furia.
El dramatiza un gracioso papel de víctima cuando mis padres hacen las veces de facilitadores en los procesos de paz y ahi yo entro como una pantera a acusar. Nos vemos ridículos lo sé.
Ambos soñamos con el día en que este tratamiento termine para no volver a vernos, a pesar de ello, cada día se alarga mas y mas.
Llevaba varios meses sin ir a verlo y estaba temiendo/anhelando q me dijera que no volviera mas por su consultorio. Estaba furioso, pero me atendió a pesar de eso y refunfuñando me preguntó por un aparato que no uso hace mucho tiempo y le dije la verdad, así q se sentó a hablar por teléfono y me despidió groseramente, y tuve q pararme en frente con cara de no me voy de aqui, y repetir la pregunta de si lo uso o no varias veces, para q me gritara q si me servía me lo pusiera, pero q lo dudaba mucho.
Lo reconozco, esta vez él es el bello y yo la bestia. Llegué a mi casa con el correspondiente dolor en las 24 piezas dentales q poseo, directamente a buscar el monstruoso aparato. Efectivamente, como lo pronosticó el bello, no me sirve, no pude encajarlo en mis brackets. Me espera otra merecida pataleta, aunque me cueste aceptarlo y recibirla viniendo de quien viene.
Por si las dudas, no tengo 15, tengo 27 años.
~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·~·
Haciendo: Preparandome para emerger a la vida real
Estado anímico: ahí
Escuchando: un partido de futbol (como siempre, involuntariamente)
El dr Neme Sisdexia es alguien con quien no me llevo particularmente bien. Llevamos una relación Ortodoncista-impaciente, hace mas de 6 años y cada día nos queremos menos. Es algo personal, mutuo y mal disimulado de ambas partes. Por qué ninguno de los dos renuncia? Supongo q porque ambos tenemos algo de culpa. Adicionalmente, él teme ser demandado y yo temo por mis dientes. Hemos pasado por momentos tensos, muy tensos, en los q hemos llegado a presiones absurdas de su parte (para q firme documentos locos, no con el tratamiento, aclaro) y yo a tirarle el babero (o como se llame la servilleta q me ponen en el cuello en cada cita), y salir de ese lugar hecha una furia.
El dramatiza un gracioso papel de víctima cuando mis padres hacen las veces de facilitadores en los procesos de paz y ahi yo entro como una pantera a acusar. Nos vemos ridículos lo sé.
Ambos soñamos con el día en que este tratamiento termine para no volver a vernos, a pesar de ello, cada día se alarga mas y mas.
Llevaba varios meses sin ir a verlo y estaba temiendo/anhelando q me dijera que no volviera mas por su consultorio. Estaba furioso, pero me atendió a pesar de eso y refunfuñando me preguntó por un aparato que no uso hace mucho tiempo y le dije la verdad, así q se sentó a hablar por teléfono y me despidió groseramente, y tuve q pararme en frente con cara de no me voy de aqui, y repetir la pregunta de si lo uso o no varias veces, para q me gritara q si me servía me lo pusiera, pero q lo dudaba mucho.
Lo reconozco, esta vez él es el bello y yo la bestia. Llegué a mi casa con el correspondiente dolor en las 24 piezas dentales q poseo, directamente a buscar el monstruoso aparato. Efectivamente, como lo pronosticó el bello, no me sirve, no pude encajarlo en mis brackets. Me espera otra merecida pataleta, aunque me cueste aceptarlo y recibirla viniendo de quien viene.
Por si las dudas, no tengo 15, tengo 27 años.
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Haciendo: Preparandome para emerger a la vida real
Estado anímico: ahí
Escuchando: un partido de futbol (como siempre, involuntariamente)
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